Un volcán, el Vesubio, la condenó al olvido cuando, tras su erupción, la enterró bajo cenizas y lava hace casi 2000 años, allá por el 79 d.C. En el 1748 un campesino italiano la descubrió por casualidad y, poco a poco, sus tesoros salieron de nuevo a la luz.
Pero ahora la naturaleza se ensaña de nuevo con Pompeya y las fuertes lluvias caídas en diciembre en la Campania han provocado derrumbes en varios muros de la ciudad.
Esperemos que el gobierno italiano, la UNESCO o la autoridad competente que proceda puedan evitar que esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad, tan cosmopolita en su momento y tan valiosa en la actualidad como testimonio de cómo era una ciudad en pleno Imperio Romano, sea condenada de nuevo al olvido, esta vez destruida por completo por el agua.
Este asunto fue noticia en varios medios de comunicación, nacionales e internacionales, y se escribieron varios artículos. Os dejo a continuación uno de los que me parecieron más interesantes:
Carlos Manuel Sánchez, Los últimos días de Pompeya
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